El programa Ítaca tiene como objetivo el desarrollo del talento y la mejora de aptitudes y actitudes para lograr la excelencia en el trabajo de la Administración
Según narra el gran poeta Homero, cuando Ulises parte hacia Troya pide a su amigo Méntor que prepare a su hijo Telémaco para ser el buen y prudente rey de Ítaca. Méntor, el gran amigo, accede y se convierte en maestro, consejero fiel, padre y principal inspirador de retos del futuro rey.
Del relato épico a la actualidad empresarial. El mentoring es un método de aprendizaje y desarrollo personal en el que un profesional de referencia, el mentor, invierte tiempo, energía y conocimiento para acompañar y asistir al mentorizado en el desarrollo de su talento y en su crecimiento personal. Se trata por tanto de un acompañamiento profesional: de profesional a profesional.
Suena bien, pero… puede sonar aún mejor. Aplicando este método a quienes trabajan en la Administración nos planteamos, ¿es necesario un mentoring para lograr el desarrollo del talento en mi sector? El mentoring, sí, tiene como objetivo que el mentorizado consiga convertirse en un profesional efectivo y alineado con la estrategia de la organización. Muchas veces, a través del mentoring se pueden abrir nuevas perspectivas profesionales. Pero, el lector puede seguir pensando, ¿necesito sumergirme en un proceso para lograr estos objetivos?
En primer lugar, describiremos cuáles son a grandes rasgos los beneficios del mentoring, no sólo a nivel individual, si no también para las organizaciones:
- Mejora el rendimiento de la persona y la productividad, a nivel personal y de la organización.
- Favorece el clima organizativo, ayuda a “tender puentes” entre las personas.
- Facilita la formación continua, el aprendizaje en conocimientos y competencias.
- Impulsa el desarrollo del talento y el liderazgo en la organización.
- Al ser el mentor una persona reconocida en su profesión y metida de lleno en la misión, visión y valores de la empresa, se facilita a través del mentoring una natural transmisión de la cultura, valores y know-how de nuestra organización.
- Incrementa la confianza y el compromiso de cada persona con la organización.
- Ayuda a las personas a tomar el control de su futuro y a desarrollar por sí mismas sus capacidades personales y profesionales.
Pero estos resultados son más patentes si los ponemos en boca de los protagonistas.
Mamen Peralbo trabaja en la Administración desde hace 10 años. Explica así el motivo por el que solicitó un proceso de mentoring a través del programa Ítaca: “La posibilidad de mejorar mis actitudes en el trabajo me parece tanto o más necesaria que la formación técnica y teórica que me ofrecía el PDS, porque en el trabajo de la administración siempre trabajamos con gente, pero no siempre trabajamos en equipo y esto es fundamental. El mentoring me interesó porque vi la posibilidad de crecer en aspectos de la relación con los demás en los que tenía- y tengo – carencias y que no lo aprendes en las asignaturas teóricas, aunque se toquen algunos de estos temas. Poder conocerte y hacer un plan de mejora en los aspectos que más necesitas, con un seguimiento y acompañamiento frecuente y concreto facilita mucho el crecimiento personal para el desarrollo profesional, pero además para otros aspectos de la vida”.
Otro testimonio interesante es el de Elvira Lorenzo. Tras realizar con éxito hace tres años un proceso de mentoring ha solicitado de nuevo el apoyo de su mentora: “Llevo seis años trabajando full time en la administración. El mentoring hizo de puente entre la teoría que escuchaba y leía durante mi proceso de formación y la realidad en la que me hallaba sumergida día a día: me dio herramientas para transformarlo en vida y trabajo. Por otro lado, me enseñó a mirarme con cierta objetividad, sin quedarme en lo negativo. Desde ahí, poder hacer equipo con los demás, acertar más en la comunicación y en las conclusiones, poder asumir los distintos retos con empuje y conocer las herramientas y vías para volver a adquirirlo. En definitiva, un aprendizaje en el propio desarrollo integral personal, que en consecuencia influye en el entorno”.
Mª Antonia Alcalde tenía ya mucha experiencia en el sector cuando se decidió a solicitar un proceso de mentoring. En su caso, resulta interesante la perspectiva de quien sabe que tiene que cambiar, pero no sabe por dónde abordarlo: “Quise hacer este programa con la ilusión de mejorar y aprender en el trabajo. Después de tantos años, no estaba satisfecha y me parecía que así no podía seguir. Tenía unas cuantas metas que veía necesarias y no sabía cómo empezar. Una de ellas era la comunicación y creo que he conseguido bastante, soy capaz de decir lo que pienso y escuchar, sin prisas y con atención, lo que piensa el equipo”.
Pero ¿cómo se inicia un proceso de mentoring y en qué consiste? ¿Qué pasos se han de seguir y cómo se asigna a un mentor?
- El primer paso, cuando hemos decidido formar parte del programa Ítaca, es solicitarlo a través de la web: https://ceicid.es/solicitud-mentoring-itaca/
- Según las expectativas, el perfil de quien lo solicita y la trayectoria, el equipo del CEICID sugiere las posibles mentoras.
- Elección de la mentora.
- Puesta en marcha del proceso. En esta fase tienen lugar las reuniones entre la persona que solicita el proceso y su mentora.
- Fin y valoración de la experiencia y de los objetivos alcanzados.
Con respecto al recorrido de Ítaca, Sara Macuso -que lo ha finalizado recientemente- explica que el proceso de mejora no termina, ya que un proceso de mentoring se puede finalizar en un momento dado mediante mutuo acuerdo, pero no finaliza la mejora continua: “Esta experiencia me ha abierto un campo de mejora. Ha sido un descubrimiento pensar que puedo plantearme las cosas desde distintos puntos de vista y que puedo tirar hacia arriba. No tiene punto final, sino que siempre sigues adelante, porque se trata de una mejora continua”.
Como explica una de las mentoras de Ítaca, el éxito del proceso está en las reuniones, en el encuentro mentor-mentorizado. Edilene Barbosa es mentora de Ítaca en Sao Paulo (Brasil), tiene años de experiencia y ha recibido recientemente la formación de Ítaca. Después de tener varias reuniones de mentoring nos comenta: “Al tratar con las mentorizadas, me di cuenta de que es una herramienta poderosa y de su alcance porque hace pensar a la gente, les exige asumir una postura de responsabilidad en cuanto a sus actitudes y disposiciones en el trabajo. Uno no cambia del día a la noche, pero despierta aspectos muy importantes de su realización profesional y personal. Tuve muchas sorpresas porque incluso en aquello que algunas veces me parecía obvio, por ejemplo, el servicio como valor intrínseco al trabajo y a lo que lo conlleva, vi que no a todos resulta evidente. Es también una maravilla participar de estos descubrimientos de otros que les hacen sacar nuevo brillo en dimensiones importantes de su vida”.
Fina Redondo, desde Holanda, corrobora el hecho de que los encuentros con las mentorizadas son clave: “Cada sesión de los procesos de mentoring han hecho que crezca mi ilusión por prepararme cada vez mejor. Y por ver en el mentoring una herramienta de fidelización y eficiencia en las mentorizadas”.
La duración del proceso no está predeterminada, aunque se estima su duración en un rango de entre 9 y 18 meses, con un total de entre 5 y 7 reuniones.
Algunas de las mentoras del programa Ítaca nos explican más sobre el proceso:
Begoña Lorenzo es una veterana en el sector. Lleva más de 30 años trabajando en la administración, en distintos servicios, como consultora y como formadora. Experiencia profesional no le falta. Desde el 2016, tras la debida preparación, ejerce como mentora del programa Ítaca del CEICID. “Recomiendo este programa a todas aquellas personas que trabajan en la Administración, y que, partiendo de la alineación con la misión, quieran crecer y desarrollar su talento”.
María José Mochón, con experiencia de muchos años dirigiendo administraciones de Andalucía, lleva varios procesos de mentoring. Añade que “este programa va dirigido a profesionales que tengan la inquietud de proyectar su vida a uno, cinco, diez, quince años vista. Añado que con afán de crecimiento personal y de la organización (…) La clave para que el proceso funcione es la implicación y el compromiso de la persona que recibe el mentoring. Para ello es necesario informarle de las ventajas y responsabilidades”.
Después de todo lo leído, podríamos plantearnos una última cuestión y es si existe un perfil de persona para recibir un proceso de mentoring. Dejamos la palabra a las protagonistas de este reportaje, quizá sea la mejor forma de concluir:
Elvira Lorenzo: “La lista es infinita porque se lo recomendaría a todo el mundo. Si echamos una mirada a nuestro alrededor, muchas personas acuden de un modo u otro a este acompañamiento en diversas circunstancias y situaciones. Vivimos y trabajamos rodeados de personas, y es en ese punto donde podemos adquirir toda la energía y fortaleza para enfrentarnos a la realidad del día a día, o dónde podemos desgastarnos más que cualquier trabajo físico intenso. Como ya he dicho, no se trata de un lugar donde desahogarse, donde hacer terapia… Simplemente es contar con un agente externo que posee los recursos y herramientas para ayudar a sacar la mejor versión de uno mismo, que es el modo en que una persona puede desarrollar y adquirir capacidades y, en consecuencia, aportando en ese mismo desarrollo de la gente de su entorno”.
Fina Redondo: “Cuando tengo delante a una persona de la que voy a ser su mentora intento lo primero buscar sus talentos, y aprender de ella, visualizarla en el futuro y en grande. Asegurarme que conoce y quiere la misión, visión y desea contribuir con sus talentos y habilidades en el despliegue de valores de la Administración”.
María José Mochón: “Creo en Ítaca desde el primer momento, y cada reunión de mentoring es una experiencia super enriquecedora en la que se palpan también los resultados de cambio (…) El objetivo es que las personas sean personas felices y buenos profesionales; gente que con su presencia mejora la vida de los demás y hace que la Administración brille con toda su fuerza y grandeza. Cada encuentro, cada conversación es una historia de éxito. El éxito se compone de mil pequeños detalles y esos detalles construyen, se comparten, se disfrutan”.
Begoña Lorenzo: “El mentoring cambia a las personas. Te enseña a ser feliz con lo que tienes entre manos. No es que hagas limonada si tienes limones, ¡es que llegas a hacer un Moët Chandon!”
Edilene Barbosa: “Ítaca está destinado a cualquiera que tenga ganas de mejorar profesionalmente, teniendo ya poca o mucha experiencia, pero gente abierta, dispuesta a plantearse nuevos – o no tan nuevos – retos y a la vez, confiarse a otro en este proceso. A veces somos un poco autosuficientes, pero ayuda mucho contar con la percepción y experiencia de otras personas”.
Mamen Peralbo: “Dentro de los aspectos de mejora que ofrece el mentoring yo me centré en los que identifiqué con mi mentora que necesitaba reforzar más, la comunicación, el trabajo en equipo y el autocontrol, y al poner metas concretas y hacer un seguimiento fue el comienzo de un crecimiento que dos años después de haber terminado el proceso de mentoring me permite identificar esas carencias y me da herramientas para seguir creciendo en esos aspectos.
Sandra Coll: “Tenía mis dudas, pero el mentoring es una herramienta que realmente te ayuda a mejorar y, si la mentora consigue hacerlo bien, esa mejora se cataliza. Es decir: un avance muy grande en poco tiempo. Hay competencias que puedes desarrollar modificando en el día a día cosas pequeñas que tienen una repercusión grande”.
María Antonia Alcalde: “Una de mis metas al comenzar el proceso era el trabajo en equipo. Durante años había trabajado sola en un servicio y me suponía mucho desgaste de energías. He aprendido y valoro que merece la pena todo el esfuerzo que sea necesario para conseguir un ambiente grato entre las personas que forman el equipo. Creo que eso vale más que nada”.
Sara Macuso: “Ítaca ha supuesto un gran aprendizaje, me ha abierto un camino que no pensé que pudiera existir. Soy capaz de identificar en qué aspectos he mejorado, porque soy yo misma quien lo he trabajado, ¡y me parece increíble! El mentoring ha supuesto un cambio muy positivo y me está ayudando a seguir creciendo”.
Angelines Mallor: “Con Ítaca he dado un cambio de perspectiva. En mi caso, una fortaleza importante ha sido aprender a desechar lo que produce desánimo, con enfoques que van a resultados positivos y con metas contabilizables al ponerlo en práctica (…) El acompañamiento por parte de la mentora ha sido de lo mejor que me ha pasado en estos tiempos en los que corremos tanto y ansiamos llegar a hacer más cosas”.