Iron Chef ha sido el resultado final y la cara visible de dos años de trabajo, esfuerzo y aprendizaje que han ido adquiriendo todas las participantes gracias al mentoring gastronómico. Un espacio donde poder compartir aprendizajes y disfrutar de la gastronomía. Dicho evento ha tenido lugar los días 23 y 24 de enero en las cocinas de Molinoviejo (Ortigosa del Monte, Segovia).
El primer día las concursantes pudieron disfrutar de una visita guiada a las cocinas y espacios del Parador de Guardia Corps: centro de congresos y Parador de la Granja. El 24 de enero, martes, tuvo lugar el verdadero desafío de Iron Chef. El reto consistió en elaborar una receta inédita de solomillo de cerdo, dos guarniciones, una salsa y detalle decorativo en 60 minutos, incluyendo su emplatado, para 7 personas: 4 en fuente aportada por la propia organización para la degustación del público durante la comida y 3 emplatados para degustación del jurado, cuyo plato también les fue proporcionado por la organización.
Las aspirantes a Iron Chef contaron con solomillo de cerdo, como producto principal y elementos básicos como sal, pimienta, aceite de oliva virgen, vinagre, azúcar, leche, huevos y hortalizas, todo ello facilitado por la organización. Por su parte, las concursantes debían aportar el menaje, las herramientas de trabajo y traer los jugos, caldos y fondos que necesitan más cocción preelaborados.
Finalmente, el jurado formado por expertos en alta cocina mediante una cata a ciegas dictó el fallo final en base a los siguientes criterios: sabor, texturas y armonía; presentación; creatividad; utilización de técnicas culinarias; organización, limpieza y destreza durante la elaboración de los platos. De izquierda a derecha, Pedro Merino, Mª Luisa Banzo, Mamen Guitart, Mª Carmen Villacampa, Mariantigua Guerrero, Patricia García-Burgos, Jorge García y Verónica Bañares.
Elena Solana (en el centro), consiguió el primer premio, la segunda posición fue para Elena Olóndriz (a su derecha) y la medalla de bronce para Beatriz García. Sin duda, todas las participantes se llevan la medalla de oro a la constancia, al gusto por la buena cocina y la actitud por querer superarse cada día entre fogones.
Os dejamos a continuación los testimonios de algunas de las participantes y una galería de fotos donde podéis ver la demostración gráfica de lo que ha sido este gran evento gastronómico.
Sofía López Treceño: Cuando acabé la carrera (Biología sanitaria) y después de hacer el PDA, empecé a trabajar en el colegio mayor Moncloa como responsable de producción. Allí fui aprendiendo pero con el paso de los años me di cuenta de que quería afianzar algunos conocimientos y que no me viniesen por inercia: incorporar, estudiar, entender y prepararme para ser profesora. Pensando sobre esto apareció el mentoring gastronómico. Con Pedro Merino no hay un planning establecido, el programa lo elaboras tú en cada sesión de mentoring, qué quieres aprender, en qué quieres profundizar. Y la figura de tus compañeras es vital, te marcan el ritmo y te llevan a otro nivel, el verles trabajar y compartir en la plataforma te anima a investigar y a seguir probando. Y por eso creo que haberles conocido presencialmente en las jornadas de Iron Chef marca un hito. No es solo la prueba final de un programa, sino el inicio de una relación con otras profesionales de la Administración que quieren seguir creciendo y prefieren hacerlo en colaborativo.
Zuriñe Gago: Mi experiencia ha sido muy positiva, un disfrute total. Ver la superación y profesionalidad, no solo de las participantes, sino de todo el equipo del CEICID que ha hecho posible este concurso. El mentoring de pastelería me ha ayudado a marcarme objetivos diarios, semanales y mensuales para no quedarme en lo inmediato. En cada paso que daba me preguntaba por qué ha salido bien, mal o podría mejorarse.
Cada encuentro con la mentora ha sido una motivación y profesionalidad que han ayudado a que crezca más profesionalmente.
Este evento ha sido un momento de “chute” profesional, un poner la vista en el camino emprendido en el mentoring, a seguir adelante y la suerte que tenemos con el Ceicid que nos forma. Unos días inolvidables, gracias a todo el equipo del CEICID.
Laura Isabel Lázaro: Ha sido una experiencia de esas que te marcan, porque ves todo el cariño plasmado en mil detalles que han hecho de este concurso unos días muy especiales.
Detalles que pueden parecer tonterías pero que oxigenan y te hacen volver con un renovado propósito, dar lo mejor otra vez, matar la rutina e ilusionarse con cosas nuevas.
También he visto alguna cosa que se podría mejorar de cara a próximas ediciones: por ejemplo las fechas, quizás más lejos de la Navidad, o pensar mejor la organización en las instalaciones de la cocina (cuando llegó mi turno que fue el último no tenía ningún fuego y eso me retrasó un poco).
Del mentoring destacaría la oportunidad de aprender de un profesional como es Pedro Merino en el mundo de la cocina, aprender de su experiencia, su visión desde una perspectiva de una cocina muy profesional, consejos no solo a la hora de cocinar y dar un buen punto a las cosas, si no también en las relaciones con las personas del equipo.
Personalmente me ha ayudado a tener motor propio para superarme y no quedarme estancada o conforme con lo que iba haciendo cada día. Para ello me he ido marcando objetivos que me ilusionaban, nuevos retos.
Laura Allo: Estoy muy agradecida al CEICID. Me parece una manera muy divertida y eficaz este aprendizaje; el concurso nos ha llenado de ilusión y ganas de querer mejorar profesionalmente.
El unirnos en estos momentos nos hace compartir algo muy deseado por todas. Gracias al mentoring he adquirido hábitos: profundizo, leo, me organizo, observo y quiero hacer mi trabajo con más ilusión, todo esto ACOMPAÑADA por una persona que me empuja a seguir mejorando y creciendo. Muchas gracias, ¡y hasta la próxima!