El “Conectados por el cuidado” de abril nos ofreció una mirada crítica e informada sobre el uso de productos químicos, desmontando mitos comunes y aportando conocimientos básicos para tomar decisiones responsables y fundamentadas.

Explicaba nuestra experta, Sonia Vicario, que el término “producto de limpieza” es un concepto limitado y de uso doméstico. En realidad, hablamos de productos químicos, presentes no solo en la limpieza, sino en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana.

Un lavavajillas, por ejemplo, puede limpiar eficazmente en ciclos cortos gracias a detergentes alcalinos, los más potentes utilizados en este contexto. Estos químicos, al igual que otros como los empleados en lavandería o limpieza general, deben evaluarse según su adecuación, eficacia, y uso responsable.

Es común asociar lo “natural” con lo “bueno” y lo químico con lo «malo», pero es una visión simplista. No todos los productos naturales son inocuos, ni todos los químicos perjudiciales. Lo relevante es el contexto:

  • ¿Dónde se aplica?
  • ¿Para qué se usa?
  • ¿Se emplea correctamente?

Un producto químico se considera adecuado si:

  • Está aprobado por organismos como la ECHA (Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas)
  • Es eficaz para el propósito deseado
  • Representa la opción “menos agresiva” disponible
  • Se utiliza con la dosificación correcta y siguiendo las instrucciones del fabricante
  • Se almacena adecuadamente (por ejemplo, la lejía pierde eficacia con el tiempo).
  • Sus residuos se gestionan correctamente
  • Además, es deseable que el producto sea versátil y se pueda emplear en múltiples usos

Sonia además, nos ayudó a desmitificar falsas creencias. Por ejemplo:

  • “Más espuma limpia mejor”: Falso. La espuma es un aditivo sin función limpiadora real; su presencia responde más a expectativas del consumidor.
  • “Si huele bien, limpia mejor”: No necesariamente. Un buen aroma solo aporta confort; la limpieza eficaz no siempre deja olor.
  • “La limpieza mecánica (frotar) es más efectiva que la química”: Ambas son complementarias, y su eficacia depende del tipo de suciedad y del producto empleado.
  • “La limpieza ecológica solo implica usar productos naturales”: No siempre. Por ejemplo, el limón puede ser útil para eliminar cal por su acidez, pero no todo lo natural es necesariamente ecológico ni eficaz.

La sesión se completó con una sección de conceptos fundamentales en relación al agua y su ph, el ciclo sinner, los usos racionales de los detergentes y los tipos de productos en función del objetivo específico.