“Es la lectura lo que me ha hecho envejecer, y el aprendiz de filósofo que he llegado a ser se debe a los grandes novelistas, el concebir el fenómeno humano no tanto como un problema a resolver cuanto como un enigma al que no se cesa de interrogar” (Finkielkraut, A./Sloterdijk, P., Les battements du monde, Pauvert, París 2003, p. 23): la lectura de los libros buenos han enseñado siempre al hombre caminos y signos a recorrer y descubrir en el sendero hacia la propia identidad y el autoconocimiento, sin los cuales el hombre no puede hacer el bien al que está llamado.
Ya desde la explicación de la creación de la persona humana, varón y mujer, relatada en el libro del Génesis, así como abundando en la lectura, por ejemplo, de los Diálogos platónicos sobre el comienzo del mundo y de la aparición del hombre en el cosmos —significativamente en el Timeo—, se ha entendido como misión de la persona en el universo el barruntar un significado, sentido o fin último de las cosas, el cual no es declarado por ellas en un primer término, sino tras la mirada inquisitoria del hombre; pero que éste podría verlo en aquellas como reflejado o en espejo. Se entiende que las cosas naturales poseen su verdad, pero que ésta no es accesible al hombre sino tras el esfuerzo de su inteligencia por conocer, y de su lenguaje por nombrar —en un mundo ya de signos y de símbolos— la realidad, tanto natural como humana, que se ofrece ante su mirada.
La realidad natural se hace entonces presente al conocer humano al superar las apariencias y así poder acceder a lo más profundo de la misma. El cometido último del conocer humano, vista la misión del hombre en el mundo, es, en definitiva, llegar a comprender el sentido de su vida. Como se ha escrito: “La cuestión es ¿qué sé realmente? ¿Hay algo que pueda decir que es verdad definitivamente y para siempre, y se pueda así constituir como un absoluto en mi vida, un ancla con la que fijar en medio del oleaje de la vida un sentido último que aúne todas mis ansias y todas mis acciones?
ÍNDICE
- PRESENTACIÓN: EL SÍMBOLO EN LA REALIDAD NATURAL Y FAMILIAR
María-Jesús Soto-Bruna
- REENCUENTRO CON EL MUNDO
María-Jesús Soto-Bruna
- Introducción. El problema de la conciencia contemporánea
- Familia y reencuentro con el mundo
- Significado de la «pérdida del mundo»
- Autenticidad personal y libertad real
- Identidad y familia
- EL HOGAR, CUERPO DE LA FAMILIA
Hacia una comprensión de las tareas domésticas a la luz del simbolismo corporal
Pablo Prieto
- El símbolo y la analogía
- El cuerpo, símbolo de símbolos
- La ampliación intencional del cuerpo
a) De la carne a la intimidad
b) De la presencia al espacio
c) De la mirada a la limpieza
d) De la caricia al vestido
e) Del beso a la comida
f) Del tiempo a los ritos - El hogar: tener dando
a) Tener ontológico
b) Tener ético
c) Tener técnico-artístico
d) Tener económico
e) Tener comunitario: las tareas domésticas
f) De la gestación a la administración - Crianza y gestión
- Carácter performativo de la crianza
a) Crianza en sentido estricto
b) La crianza es performativa
c) La crianza, regla hermenéutica de la gestión - El árbol de las tareas
- Dialéctica entre crianza y gestión
- Figura materna, ejecución comunitaria
- MÁS GRANDE POR DENTRO QUE POR FUERA
Reflexiones sobre el trabajo de los padres en el hogar
Rafael Hurtado Domínguez
- Trabajo, Amor y Profesión
a) Trabajo y Contemplación: Respuesta al Bien
b) Trabajo y Amor: La Entrega al Ser
c) Trabajo Profesional: Servicio y Compromiso - Mujer y hogar: Reflexión final
- EPÍLOGO
Cristianismo como camino de autorrealización
Agnieszka Kijewska
- Bibliografía