CRÓNICA DE UNOS DÍAS CON ALTA DOSIS DE APRENDIZAJE

Más de 40 profesionales de administraciones con PMA asistieron al curso que tuvo lugar en Madrid a mediados de este mes de enero. Fueron tres jornadas de formación en el que equipos enteros salieron, según el objetivo del curso, “actualizados y reciclados”. 

Tras más de 6 años de implantación del sistema PMA en cerca de 60 administraciones, el equipo de consultores hemos ido evolucionando e incorporando la experiencia para mejorar. A la vez, la rotación en los equipos ha dado lugar a situaciones donde las personas nuevas no han tenido la formación inicial sobre este sistema. La asistencia de equipos de administraciones y el trabajo conjunto durante los días de “Upcycling PMA” ha sido muy positivo. En resumen, podríamos decir que salimos de esas jornadas de formación “hablando todas el mismo idioma”. 

A continuación os dejamos un resumen con ideas clave de las sesiones.

En la introducción del curso, la directora del CEICID Ana Pampillón resaltó la importancia de recordar siempre el #propósito. Cristina Bofarull en su sesión marco explicó el porqué del PMA (Programa de Mejora en Alimentación) y algunos de los resultados que con la experiencia de estos años hemos visualizado.

“El PMA -destacó la responsable de Consultoría del CEICID- es un estilo de vida, es formación continua, y genera comunidad”. Tras la experiencia de años trabajando con PMA, si tuviéramos que resumir algunos de los resultados, podríamos hablar de equipos más cohesionados, trabajo con serenidad y previsión, aumento de la especialización y la calidad, reducción de costes, y por último y uno de los factores más importantes, la orientación al usuario, el aumento en el acierto. 

Patricia García-Burgos, que ha implantado y seguido el PMA en administraciones de todo el mundo, habló sobre puestos de trabajo, perfiles y planes de formación. Transmitió como idea clave que “la fuerza y la importancia del PMA son los equipos”. 

En la clase sobre trabajo colaborativo, reuniones y cultura del feedback que impartió María Martínez, se habló de la importancia de la empatía: “entender a las personas, trabajar la mirada, y buscar la complementariedad” como base del trabajo en equipo. 

Con Susana García tuvimos la suerte de reflexionar sobre los intangibles del Servicio de Sala. “La Sala -explicó Susi- preserva unos valores: el desarrollo de la personalidad, el aprendizaje sobre la conducta y la intimidad de otros, y la importancia de la unidad de cuerpo y espíritu. De ahí la importancia del alimento para la persona”. Surgió la polémica pregunta sobre si este es un servicio prescindible, a lo que la experta contestó con rotundidad: “El cuidado en acción lanza un mensaje”. 

Héctor Trinidad es gerente en el Colegio Mayor Castilla. Con su experiencia en el mundo de la banca, la empresa y los recursos humanos, impartió una interesante ponencia sobre gestión y planificación. “Lo importante son las personas y la comunicación fluida y positiva. Ante el error, ¿cómo debemos actuar? Reconocerlo, aceptarlo, aprender, olvidarlo”. 

Toda esta formación se complementó con una sesión de trabajo sobre el servicio de Sala, dinamizada por Cristina Bofarull, con el objetivo de construir un servicio centrado en el usuario. Cristina explicó que “la Sala es el observatorio, el catalizador”. Definió este espacio y el momento del servicio como “punto de contacto clave entre administración y residencia para obtener información cualitativa”.

Durante la última jornada del curso contamos con la presencia de Ángel Regueiro, propietario del restaurante Enekorri, que lleva muchos años impartiendo formación en el CEICID. Con la colaboración de Susana García, Ángel impartió un taller práctico –Show serving– sobre la buena práctica en la sala. “Yo soy un enamorado de la sala y pienso que con nuestro trabajo tenemos que ser capaces de transmitir ese amor”, dijo Ángel a las asistentes.

Sobre la importancia de la atención en el comedor, Ángel explicó que “la cocina no puede vivir sin la sala. Cuando la persona está en la mesa, y desde que entra en el comedor, ya me está dando información. El comedor significa ritmo: tiempo, paso corto y ritmo”. 

El cierre del curso lo hicimos entre todos los participantes. Guiados por Cristina Bofarull, trabajamos sobre la adecuación del servicio. Se generaron muchas ideas de mejora, fruto de la inteligencia colaborativa de estos días de aprendizaje, que nos llevamos de vuelta cada uno a su puesto de trabajo.